Rutas 1 y 2 Los Tojos

Lo que es la ruta en sí discurre de Correpoco a Llendemozó, a través de un sendero que formaba parte del antiguo camino a Castilla, muy transitado desde el siglo IX por gentes que fueron a repoblar Castilla (también fue utilizado por Carlos V tiempo después), hasta 1896 que se abrió la carretera al puerto de Palombera.

Se partió del barrio de Abajo en Correpoco, pasando por el lavadero y la fuente del Cristo, así conocida por ser parte de un antiguo crucero. Al poco de salir de las propias casas de Correpoco pasamos por un humilladero del siglo XVIII. Ya por pleno monte, seguimos el sendero rodeando el Pico del Cueto. Se continúa hasta el poblado de Llendemozó que se abandonó en los años 60. Terminamos el recorrido en la ermita de San Antonio, templo del siglo XVII,con un espectacular artesonado de madera policromada.

Rutas 3 y 4 Valle de Cabuérniga

La villa de Valle está declarada Conjunto Histórico desde 2004. El patrimonio construido en torno a los barrios con sus casas y huertos, junto a la mies, y el monte con sus pastizales y bosques, reflejan una visión de lo que fue y aún hoy se conserva, una forma de vida en perfecta simbiosis con la naturaleza.

La ruta se inició en el lavadero cercano al Ecomuseo en el Barrio de Abajo, después en su entorno por las casas conocidas como “El Cuartel” o “El Sindicato”. Después nos acercamos hasta el ayuntamiento (siglo XVI) pasando por otros edificios relevantes como la casona de Los Torales o la conocida como “hilera de La Fonda“, la casa natal de Augusto González de Linares, hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento. La casa natal de Augusto González de Linares es la típica casa montañesa con gruesos muros de piedra pero con aspecto de torreón. Tiene planta cuadrada y tres plantas de altura, destacando el balcón de la planta intermedia. Se terminó el recorrido visitando la iglesia de San Pedro ya en el Barrio de Arriba.

Rutas 5 y 6 Ruente

Se realizó un paseo por los barrios de Ruente, que da nombre al municipio, Monasterio y Gismana. En concreto el recorrido realizado discurrió por los elementos más reconocibles como son la Fuentona, la Casona La Nogalera, el Puente de la Fuentona, la Iglesia de La Magdalena, el Palacio de Mier, la Ermita de San Roque, el Humilladero y la Casona de Cossio.

Comenzamos en el barrio de Ruente, en concreto en la Fuentona para seguir por la Casona barroca de La Nogalera la Casona con portalada de entrada presidida por un escudete con motivos eucarísticos. Después por el puente medieval que cruza la fuentona, y el humilladero que se encuentra junto al mismo, que conserva en su interior una cruz de madera policromada con escenas de la Pasión.

Continuamos por el barrio de Monasterio deteniéndonos en la Iglesia de Santa María Magdalena, patrona del pueblo, levantada en el XVIII sobre el solar que debió ocupar el monasterio medieval y reformado en los primeros años del siglo XX. En su interior conserva un retablo barroco. Más adelante se encuentra el Palacio de Mier, declarado Bien de Interés Cultural, se trata de un complejo palaciego de finales del XIX que conjuga las formas neoclásicas con el arte de tradición popular. En su origen estuvo formado por una casa solariega, capilla y una serie de construcciones dedicadas a las labores del campo.

Los vecinos nos contaron que en Ruente es conocido como “El Asilo” ya que hasta el año 1931 funcionó como asilo y colegio atendido por religiosas franciscanas. En años posteriores fue la casa del médico, y en la actualidad, la capilla es utilizada como consultorio médico y la casa-palacio alberga la biblioteca municipal, la sede de la ADL de la Mancomunidad y la Asociación Equina Hispano-Bretona Manadas.

Terminamos en el barrio de Gismana donde, entre otras casonas del XIX, destaca la casona de Cos y Terán del XVIII que cuenta con dos piezas armeras en la solana. En el barrio pudimos disfrutar con otros elementos patrimoniales que nos fueron enseñando los vecinos como las casas llanas, la mayoría exentas y con corrales o huertos a los lados, formando un conjunto. Muchas de ellas aún conservan sus rasgos originales: una sola altura, tejado a dos aguas alargado por el frente, soportal bajo el que se cobija la puerta de entrada, adintelada o bien con forma de arco de medio punto.